miércoles, 24 de abril de 2013

Recomendaciones para el control del sobrepeso desde la perspectiva de la terapia de conducta.-


Desde el punto de vista de la Psicología de la Salud, y más concretamente desde las Técnicas de Terapia y Modificación de Conducta, pensamos que la conducta de comer en exceso e inadecuadamente puede y es conveniente que sea controlada; pero no sólo en la vertiente de toda la gama de estímulos asociados a ella, y sobre los cuales podemos obtener cierto control, sino desde la perspectiva del “autocontrol” (sacar la televisión del dormitorio, si se padece de insomnio, por ejemplo, sería una de estas estrategias de control de estímulos, al igual que un adolescente puede optar por quedarse en su casa a estudiar, ante la tentación de sus amigos que le proponen irse con ellos al cine; ésta lo sería de autocontrol).

Es preciso recordar que, al tratarse de un problema de salud en definitiva, el abordaje debiera ser inter-disciplinar; es decir, es necesario aunque a veces no sea suficiente, que el paciente se ponga en contacto con su médico especialista o nutricionista que le asesorarán de manera adecuada a sus respectivos conocimientos. Imprescindibles, desde luego al estar hablando de profilaxis, y prevención de la presumible enfermedad, o de su tratamiento si ésta ha aparecido ya; no sólo de la obesidad, sino de lo que la obesidad podría llegar a producir (diabetes tipo II, riesgo coronario, problemas músculo-esqueléticos, etc…)

He aquí pues, unas sencillas “reglas de oro” que le podrían ser muy útiles implementadas conjuntamente con los tratamientos farmacológicos o dietas hipocalóricas que le pudiesen recomendar los profesionales mencionados y, que pensamos, deben ser tomadas como un nuevo cambio de “hábitos alimenticios”; ya que dietas, remedios milagrosos y soluciones fáciles sólo pueden ser beneficiosas a corto plazo:

A) ¡Está prohibido prohibir! Esto es, salvo que su médico le indique lo contrario (por que sufre usted otra enfermedad, por ejemplo), puede –y debe- comer de todo, pero de una forma razonable, en poca cantidad.

B) Si es usted de comer ¡como Dios manda! (caliente, grasoso y cuchara), le insistimos en que no se le prohibe; sòlo se le dice que no coma en plato pequeño - no hondo, que no repite menú y que se deje siempre una cuchara -mas o menos - en el plato.

C) Entre cuchara y cuchara, deje por favor el cubierto sobre o dentro del plato mientras mastica y traga el último bocado. Y nos referimos a que hasta que no tenga como una especie de papilla en la boca, no lo ingiera. Debe masticar bien.

D) Procure comer despacio y sin prisa (no engulla), deléitese de lo moderado.

E) Beba al menos un litro y medio de agua al día, a ser posible entre comidas. Vaya reforzándose al ver cómo baja la medida que hay a tal efecto en cualquier botella (1,5 L.)

F) Tenga a mano tablas con los contenidos calóricos de los alimentos y sobre el gasto energético que conlleva cada actividad física, pÍdalas si no se las ha dado, su nutricionista o endocrinólogo/a. Si es necesario para usted (nosotros lo consideramos muy conveniente), haga como una especie de registro de "entrada y salida" (tomando notas esquemáticas en un folio Ad Hoc, por ejemplo).

G) Vaya a comprar al mercado, gran suficiente, etc..., siempre después de haber desayunado o comido (después de cenar lo vemos dificíl), con el fin de que evite comprar alimentos sugerentes e hipercalóricos que de otra manera - no estar saciado - haría. Hágase también una lista de lo que debe comprar "antes" y no se "salga"de ella.

H) En el frigorífico, a la altura de la vista tenga siempre los alimentos hipocalóricos, como las verduras de gran colorido o frutas. (Si caemos en la tentación, aparte de "pecar" y picar entre horas, siempre nos comeremos antes - es más probable - una manzana, que un pastel, ya que le recordamos que puede tener de todo en su nevera, pero los pasteles más alejados de su alcance).

I) Evalúese. es decir, registre su peso o índice de masa corporal periódicamente en cualquier farmacia o a ser posible siempre en la misma báscula. No es ocioso recordar que si la grasa se le va acumulando en el abdomen, puede ir midiendo además su perímetro con cualquier metro de modista.

J) Procure hacer ejercicio físico. Si es algún deporte que le gusta, mucho mejor. Pero intente hacerlo sistemático o cotidianamente. Que juegue al tenis frenética y competitivamente a pleno sol cuatro horas seguidas (pero una sola vez al mes), hará que haya perdido muchas calorías ese día (ya las repondrá), pero al siguiente se lo recordarán sus "agujetas". Mientras que si anda a buen ritmo todos los días unos 45-60 minutos- sin pararse en los escaparates, ya tendrá tiempo - se asegura, no sólo que su riesgo de padecer cualquier evento vascular sea un 30 % más bajo que el de otras personas más sedentarias, sino que sufrirá menos, le resultará más útil y no únicamente para su cuerpo. Si lo hace después de las comidas, se asegura asimismo una buena digestión, obviamente si decide ir a un gimnasio, natación, etc..., (además de andar) mejor que mejor. Como se dice en estos casos: "cuanto más azúcar más dulce".

K) Por último, solo nos queda recomendarle que se premie o castigue contingentemente a la consecución o no, de los objetivos, logros (o déficits). Por ejemplo: "voy a comprarme el CD que me gustaba por haber conseguido esta semana bajar un poco de peso..."; o "tendré que hacer 15 minutos más de bicicleta hoy por haber comido con cerveza...", respectivamente, son ejemplo aplicables.

Esperamos que estas reglas básicas para la modificación de cualquier hábito alimenticio erróneo le sean de utilidad; eso sí, si las pone en práctica recordando que según los últimos estudios indican que la mejor dieta después de la japonesa -que es muy poco palatina o apetitosa para un español, pero ocupa el primer lugar en salubre, es la mediterránea ¿A qué espera? Más cerca no la podemos tener.

 

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