domingo, 12 de mayo de 2013

Faringitis...


RECOMENDACIONES DESDE LA PERSPECTIVA CONDUCTUAL PARA MANEJARNOS CON LA FARINGITIS

 

 

Fco. Javier López González.

Psicólogo Especialidad Clínica.

Centro Médico Estación. Alicante.

Doctorando en Toxicología Clínica en UMH. Alicante.

 

 

 

 

Se consideran alteraciones bio-psico-sociales, aquellas en las que o, en cuyos procesos de adquisición, mantenimiento, alivio, desaparición o erradicación, intervienen  el comportamiento o conducta del sujeto y el medio en el que se desenvuelve.

 

         Tomado desde la perspectiva conductual o cognitivo-conductual, los aspectos moleculares de lo que llamamos topografía de la respuesta, de respuesta humana, en cuanto a instigada autónomamente, el paciente con faringitis en cualquiera de sus modalidades, - seca, crónica, etc.- puede (y debe) tomar medidas si no se quiere ver impedido en el desempeño de su actividad cotidiana.

 

         Con una serie de recomendaciones básicas que explicamos a continuación ponemos a disposición de los lectores lo que está comprobado por las distintas disciplinas, como pueden ser la Otorrinolaringología, Psicología, Medicina de Familia simplemente o, si se quiere, el propio sentido común.

 

 

         Las reglas fundamentales, a saber, son:

 

1º.- Siempre decimos –y no nos hartaremos de hacerlo- que lo primero que debe hacer un paciente con faringitis (sea crónica, seca, etc.), es mantener unas fosas nasales bien limpias y ventiladas. El taponamiento con mucosidad de las fosas nasales hace que (entre otras cosas), respiremos por la boca –cuando no debemos hacerlo- y mucho menos en esta época del año, como es el incipiente invierno.

Para lo que recomendamos unas simples duchas nasales con agua de mar purificada a la venta en cualquier farmacia, en específicos como el Rhinomer®, Sterimar®, etc., o alguna solución que mantenga adecuadamente el lisozima nasal, al mismo tiempo que limpia y, así poder ventilar de forma mucho más fluida.

También se pueden utilizar inhaladores tipo, mentolados o “sprays” descongestivos o corticosteroideos en los casos más graves o los de rinitis vasomotora, por ejemplo.     

 

 

2º.- Una vez dicho esto, estamos en condiciones idóneas de explicar que se debe respirar siempre por las fosas nasales, teniendo para ello, como hemos dicho, éstas siempre bien despejadas. Las fosas nasales disponen de un mecanismo protector frente a alérgenos, por ejemplo, o la polución ambiental, etc., cosa que si ese aire entrase por nuestra garganta directamente, sin ser “filtrado”, afectaría probablemente a la misma. Además la nariz “calienta” por así decir, el aire que respiramos, con lo que si no lo hiciésemos así estaríamos en condiciones de decir que probablemente el aire entrara en nuestros pulmones y faringe a unos 5 grados de temperatura media en invierno. Aspecto nada  recomendable para una garganta enferma o disfuncional.  

 

 

3º.- Mantenga siempre su garganta hidratada. El agua o saliva presente en la misma, son buenos protectores frente a bacterias y otros microorganismos. Es un buen criterio la ingesta aproximada de un  litro y medio entre comidas. Portando con nosotros siempre una botellita al efecto, podemos no descuidar en este aspecto la misma.

En el caso de que no se disponga –por la situación- de agua u otro líquido, es recomendable masticar chicles sin azúcar y, lo que nosotros recomendamos son los caramelos de miel y limón (ácido/dulce), que hacen que segreguemos abundante saliva.

 

 

4º.- No haga un uso excesivo de la voz. Esto en cuanto a frecuencia, duración e intensidad. Está comprobado que las personas irritables (que gritan), o hablan siempre “a voces”, corren más riesgo de padecer problemas relacionados con la garganta. Al hablar en demasía o con demasiada frecuencia o intensidad elevada, estamos consiguiendo irritar a nuestra faringe, haciéndola así más vulnerable a inflamaciones y/o infecciones bacterianas o microbiológicas.

 

 

5º.- No carraspee, tosa. Carraspear, aunque crea que no, irrita la garganta, con la consiguiente inflamación y/o edema y, de nuevo, la posibilidad de que la sintomatología molesta de picor y escozor, no se alivie con la misma; es más, empeorará. Si nota que tiene flemas, mucosidades, etc..., tosa con una fuerza prudencial y beba abundante líquido, sólo así podrá expulsar el incómodo tapón que, es la causa de su insistente carraspeo. Si padece de tos “nerviosa”, su médico le podrá recetar jarabes de codeína, en específicos como el Codeisan®, que la suprimen al instante, si es que esto le impedimenta sobremanera.

 

 

6º.- Mantenga siempre una adecuada higiene bucal. Está comprobado que tener una adecuada higiene bucal, aminora la faringitis en el sentido de que el espacio orofaríngeo está limpio tras cada comida por ejemplo, impidiendo la proliferación de fermentos que acaban en bacterias teniendo como órgano diana más cercano a la garganta. Se recomendaría al menos un cepillado de dientes después de cada comida (principal o no), si es posible o factible asimismo se aconseja utilizar un colutorio eficaz o que al menos contenga bien, hexetidina o clorhexidina (Oraldine® o Lácer®, respectivamente). Además ayudan a proteger nuestras encías contra la gingivitis por ejemplo y, tienen un poderoso efecto antibacteriano. No es ocioso recordarle que visite periódicamente a su dentista por si detecta alguna caries, por ejemplo.

 

 

7º.- Deje de fumar o hágalo con menor frecuencia. El humo del cigarrillo, con sus componentes de nicotina, alquitranes, etc., hacen que nuestra garganta –y el árbol bronquial- se irriten excesivamente, haciendo así más sensible a la misma a coger infecciones, por ejemplo o, simplemente se enrojecerá, nos escocerá en innumerables ocasiones y, tenderemos muy probablemente a “carraspear”  nuevamente, cerrando así el círculo de manera nefasta, debido a la inflamación subsecuente al consumo reiterado de cigarrillos y a la necesidad de esputar que a veces no se consigue.

 

 

No sería ocioso recordar que se pueden y deben hacer en la medida de las posibilidades de cada uno/a, gargarismos con estos productos, (o sal, limón y bicarbonato)  diluidos en agua tibia, aparte de refrescar y de proteger nuestra faringe, la tendremos hidratada.

 

Esperamos que estas pequeñas recomendaciones le hayan servido si padece de faringitis y, si no, tal vez las haya trasladado a alguno de sus conocidos, aportándole de este modo una nueva fuente de conocimientos.

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